(...) Piedra que se erosiona
de heridas, mojón que
envejece en cada kilómetro,
impulso y deseo clavado
en la carne. No eres capaz
de detener la búsqueda.
Desperdigados átomos de
"tú" que a lo largo de la
existencia no logran formar
el verdadero pronombre que
nos cure de soledad. Tú que
no encuentras tu nombre.
Piedra de sol, 2017. Lápiz conté, pigmento y pizarra sobre papel. 300 x 195 cm